Este lunes por la mañana, la cabina de conducción de la primera formación que recorriera con pasajeros las tres nuevas estaciones de la línea estuvo ocupada por una mujer.
«Sentí mucha emoción, orgullo, jamás pensé que podía formar parte de una experiencia como esta… no se inauguran estaciones todos los días«, comentó con entusiasmo Stella Maris Caballero, con alegría en la mirada y agradecimiento por haber vivido un día extraordinario.
Fue la encargada de trasportar funcionarios y operarios en el viaje de apertura de las nuevas estaciones. Posteriormente continuó al comando, en esta oportunidad llevando a pasajeros.
Stella trabaja en Metrovías desde 1998 y comenzó en boletería. En aquel tiempo no había guardas mujeres ni conductoras.
Ella junto a un grupo de colegas lograron romper el famoso «techo de cristal» de un trabajo que estuvo destinado durante décadas a los hombres.
Stella nació en Salta pero vive en Buenos Aires desde que tiene un año. Vecina de San Cristóbal, se la conoce con el apodo de “La Gallega”. La primera vez que subió a un subte tenía doce años y jamás se le había cruzado por la cabeza que iba a terminar como conductora.
«Me llena de satisfacción que me feliciten, que me digan buenos días, muchas gracias”…señala con la humildad de los grandes la protagonista de esta historia, quién además agregó: “Trato de de ayudar y poner la mejor onda posible…siempre sueño con seguir ayudando a capacitar a otros para cuando finalice mi tiempo acá…en las cabinas».
Sobre la estética de las tres estaciones inauguradas, Stella hizo su recomendación: «Están todas hermosas, pero la que me impacta es Retiro, con esa obra de arte espectacular, las cabezas de Marta Minujín».
Se trata de la nueva cabecera de la línea E, donde la reconocida artista plástica colgó del techo una versión gigante de una de sus obras más famosas, la cabeza del «David Fragmentado».