jueves 21 noviembre, 2024
Salud

El programa de actividad física del Garrahan cumplió 10 años transformando tratamientos médicos

El Programa de Actividad Física del Garrahan, iniciado en 2014, ha cumplido una década mejorando el tratamiento de niños y adolescentes con enfermedades crónicas. Este proyecto, que comenzó con 40 pacientes renales, se ha expandido a casi 100 niños con diversas patologías, beneficiando su movilidad, estado de ánimo y aspectos sociales. 

El Programa de Actividad Física del Garrahan alcanzó un hito significativo al cumplir diez años de servicio en la mejora de la calidad de vida de niños y adolescentes que enfrentan enfermedades crónicas. Desde su inicio en 2014, centrado inicialmente en pacientes renales y en diálisis, ha evolucionado para abarcar a una amplia gama de patologías, llegando a casi 100 pacientes en la actualidad. Este proyecto, concebido por Ezequiel Correas Espeche y Carlos Lirio bajo el nombre de PAFINAGA (Programa de Actividad Física para pacientes con Garra), ha demostrado ser una herramienta valiosa para complementar el tratamiento médico.

El alcance del programa ha ido más allá de los pacientes renales, abarcando también a aquellos que han recibido trasplantes hepáticos, cardíacos o de médula, así como a niños con diabetes, enfermedades intestinales inflamatorias, cáncer, displasias esqueléticas y trastorno del espectro autista, entre otros. Según afirmaciones de Ezequiel Correas Espeche, uno de los creadores del programa, “La actividad física es una aliada necesaria para el tratamiento médico en casi todas las patologías”, destacando la importancia de esta intervención en el contexto de un creciente sedentarismo en la población infantil y adolescente.

Los beneficios de la actividad física en estos pacientes son notables: ayuda a controlar síntomas como la fatiga y el dolor, mejora la movilidad y la función física, y tiene un impacto positivo en el estado de ánimo y la salud mental. Marta Adragna, jefa del servicio de Nefrología, Diálisis y Trasplante Renal, destacó que la actividad física permite a los niños trasplantados experimentar una mejora significativa en su bienestar, superando la frustración de la espera del órgano.

La importancia de la actividad física también se enfatiza en pacientes con discapacidades motoras y enfermedades esqueléticas, donde el sedentarismo puede agravar los síntomas. Mariana Del Pino, jefa a cargo del servicio de Crecimiento y Desarrollo, subrayó la importancia de la actividad física para contrarrestar los efectos negativos del sedentarismo y la mala alimentación.

Por su parte, Mónica Contreras, coordinadora de la Clínica Interdisciplinaria de Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EII), destacó que el ejercicio ayuda a reducir la inflamación y mejora la función inmunológica en pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales. Además, señaló su impacto positivo en la salud ósea y el estado de ánimo de los pacientes.

El Programa de Actividad Física del Garrahan ha demostrado ser una iniciativa invaluable en el tratamiento integral de niños y adolescentes con enfermedades crónicas. A lo largo de una década, ha brindado apoyo físico, emocional y social a casi un centenar de pacientes, mejorando su calidad de vida y ofreciéndoles nuevas oportunidades de bienestar. En un contexto donde el sedentarismo y la falta de ejercicio son desafíos crecientes, este programa destaca como un ejemplo de intervención efectiva y holística en el campo de la medicina pediátrica.

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