jueves 26 diciembre, 2024
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La estatua de la libertad oculta en la Ciudad que es más antigua que la original

En un rincón insospechado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se alza una sorprendente historia que pocos conocen: la Estatua de la Libertad “criolla”, inaugurada antes que su famosa “hermana mayor” emplazada en Nueva York. Ambas obras, concebidas por el escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, comparten más que su autoría, pues sus historias entrelazadas revelan fascinantes detalles sobre su creación y destino.

La Estatua de la Libertad argentina, situada en las Barrancas de Belgrano, fue erigida el 3 de octubre de 1886, superando así por semanas la inauguración de su contraparte neoyorquina. A pesar de los embates del tiempo y los actos vandálicos que ha enfrentado a lo largo de los años, aún se erige majestuosa, aunque en un estado algo más modesto que su imponente versión estadounidense.

La Estatua de la Libertad original, emplazada en la isla de Nueva York, es reconocida mundialmente como un símbolo de libertad y democracia. Sin embargo, su historia está vinculada estrechamente con su “gemela” porteña, ya que ambas surgieron de la mente y las manos de Bartholdi. Aunque la estatua neoyorquina fue obsequiada por el Gobierno francés mucho antes, su inauguración tuvo lugar el 28 de octubre de 1886, en un evento que marcaría la historia de Estados Unidos.

La firma del maestro Bartholdi adorna discretamente uno de los laterales de la Estatua de la Libertad de Belgrano, un sutil recordatorio de su autoría compartida. Además, una inscripción revela que su fundición fue llevada a cabo por la empresa parisina Val d’Osne, agregando un vínculo más con su contraparte estadounidense.

La Estatua de la Libertad argentina, a diferencia de su imponente versión neoyorquina, se erige con modestia en el corazón de Buenos Aires. Con solo 3 metros de altura, esta obra de hierro fundido ha resistido el paso del tiempo, aunque su apariencia haya sido transformada por la oxidación que la ha teñido de un característico verde.

Situada discretamente dentro del Parque Barrancas de Belgrano, rodeada por la frondosidad de los árboles, la Estatua de la Libertad “criolla” pasa desapercibida para muchos transeúntes. Ubicada a unos 30 metros de la esquina de Juramento y Arribeños, ofrece a los visitantes la oportunidad de contemplarla de manera gratuita, en un espacio público abierto a todos.

Asimismo, su modesta estatura no merma su significado, pues representa un vínculo perdurable entre dos naciones y dos culturas. Más allá de su tamaño físico, la Estatua de la Libertad de Belgrano es un recordatorio de los lazos que unen a Argentina y Francia, así como un símbolo de los valores universales de libertad y emancipación.

La Estatua de la Libertad de Belgrano, un tesoro oculto en la bulliciosa ciudad de Buenos Aires, nos recuerda que la historia está llena de conexiones sorprendentes. Desde su inauguración previa a la de Nueva York hasta su modesta presencia en el Parque Barrancas de Belgrano, esta obra de arte nos invita a reflexionar sobre la libertad, la hermandad entre naciones y la trascendencia del arte en la construcción de la identidad cultural. En un mundo donde las distancias parecen diluirse, la presencia de esta estatua nos insta a valorar y celebrar nuestras raíces comunes, más allá de las fronteras geográficas.

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