Un nuevo espacio al aire libre exhibe destacadas esculturas y recupera el entorno del museo para el disfrute cultural. El Paseo de las Esculturas está abierto al público todos los días de 9 a 19 horas.
El Museo Nacional de Bellas Artes presentó el Paseo de las Esculturas, un corredor de 2.000 metros cuadrados que conecta los dos edificios del museo y exhibe once obras de renombrados artistas y abre todos los días de 9 a 19 hs. Esta iniciativa busca ampliar el acceso a la colección escultórica del museo y revitalizar un área que había perdido su propósito original.
El espacio, que ya cuenta con seis esculturas emplazadas en la Plaza Rubén Darío, incorpora cinco nuevas piezas que enriquecen la oferta artística del museo. La apertura de este paseo es el resultado de una colaboración entre el Museo Nacional de Bellas Artes, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Asociación Amigos del Bellas Artes.
El desarrollo del Paseo de las Esculturas comenzó en 2021 y tomó forma en 2022 con la donación de la obra “Marejada”, de la escultora Noemí Gerstein, por parte de la Asociación Amigos del Bellas Artes. En esta etapa final, se logró la restauración del corredor que une la Avenida del Libertador con la Avenida Figueroa Alcorta, donde se encuentra el Pabellón de Exposiciones Temporarias.
En este sentido, Andrés Duprat, director del museo, expresó: “Este lugar se encontraba degradado, se usaba de estacionamiento y tenía construcciones precarias adosadas al magnífico Pabellón ideado en 1960 por los arquitectos César Janello, Rubén Fraile y Jorge Gómez Alais. Ahora, en una asociación virtuosa entre Nación, Ciudad, la Asociación de Amigos y el propio Museo, lo hemos vuelto a su estado original como parque público”.
El Paseo de las Esculturas reúne obras de artistas nacionales e internacionales. Entre las nuevas incorporaciones se encuentran “El deseo” (1955), de Líbero Badii, en bronce; “Juegos del viento” (2014), de Vechy Logioio, una donación reciente; “Heracles” (1909), del francés Antoine Bourdelle; y “El inmigrante” (1936), de Alberto Lagos. Estas piezas se suman a la colección ya presente en la Plaza Rubén Darío, donde se exhiben obras de Julio Le Parc, Enio Iommi y Luis Arata, entre otros.
La iniciativa no solo busca fortalecer la presencia del arte en el espacio público, sino también fomentar la participación cultural y el disfrute del patrimonio artístico en un entorno natural. Duprat destacó que “la revitalización y puesta en valor del espacio entre los dos edificios, su parquización y la creación del jardín de esculturas nos permite extender parte de las actividades del museo al aire libre, en un entorno bellísimo y natural”.
Noemí Gerstein (1908-1996), pionera en la abstracción escultórica, es una de las figuras destacadas del Paseo con su obra “Marejada”, que explora formas orgánicas en acero inoxidable. Líbero Badii (1916-2001), por su parte, rompió con las tradiciones académicas al inspirarse en las culturas precolombinas, como se evidencia en “El deseo”.
Vechy Logioio (1930) comenzó su carrera en la pintura antes de dedicarse a la escultura, y su obra “Juegos del viento” refleja su interés por la interacción entre arte y entorno. Antoine Bourdelle (1861-1929), discípulo de Rodin, es reconocido por su maestría en el modelado en bronce, visible en “Heracles”. Finalmente, Alberto Lagos (1885-1985) dejó una huella en la escultura argentina con “El inmigrante”, una pieza que representa el espíritu de quienes llegaron al país en busca de un futuro mejor.
El Paseo de las Esculturas del Bellas Artes se proyecta como un espacio de encuentro entre el arte y la comunidad, ampliando la propuesta cultural del museo y ofreciendo una nueva alternativa para el disfrute ciudadano. La iniciativa reafirma el compromiso del museo con la difusión del arte y la recuperación de espacios urbanos con valor patrimonial.
