Una asignatura pendiente
Las primeras horas del domingo pasado conmocionaron a los vecinos del barrio de Flores, más precisamente a los que viven en torno de la tradicional esquina de Avenida Rivadavia y Nazca, zona de locales bailables y pubs. Un conductor alcoholizado, fuera de sí, se incrustó con su vehículo en una reconocida confitería, hiriendo a algunos clientes.
Comentan testigos del infortunado episodio, que al individuo de que de manera irresponsable generó el hecho que podría haber sido una tragedia mayor, no se le realizó el análisis de alcoholemia.
El tema de los fines de semana, los autos, los boliches y el alcohol, entre otras sustancias, amerita, de una vez y hacia adelante, penas significativas. Actualmente, una multa por mal estacionamiento es más elevada.
Nuestro país aún se encuentra muy lejos de disminuir la cantidad de fallecimientos por accidentes de tránsito. El motivo es que todavía y pese a las campañas, multas, etc, algunos automovilistas actúan sin conciencia, a más de velocidad de la requerida, luego de consumir alcohol, etc, sin colocarse el cinturón de seguridad, ni las sillas adecuadas para menores en la parte trasera del vehículo. En el caso de los motociclistas, sin casco, chequeando el celular… Su desplazamiento zigzagueante por calles y avenidas porteñas generan inconvenientes a diario.
Un sector de la sociedad parece ausente a la hora del cumplimiento de las normas. Mientras no se cumplan de manera efectiva y aquellos que de manera inescrupulosa ponen en riesgo la vida y propiedades de terceros, como mencionábamos, al comienzo, con lo acontecido en la confitería de Nazca y avenida Rivadavia, cada día, la situación del tránsito en nuestra Ciudad, será un poco peor.
No se trata de “lo cubre el seguro”, “no pasa nada”…se trata del respeto a la vida y a la convivencia necesaria para crecer como sociedad.
