En el barrio porteño de San Cristóbal, existe una vieja casona de la que se le conoce una trágica historia.
Los vecinos la denominaron “El Mirador del Ahorcado”, y está ubicada en la avenida Entre Ríos 1077, en el barrio de San Cristóbal.
La casona, obra del arquitecto italiano Virginio Colombo, en la actualidad está en ruinas, y cerrada con una tapia. Los que pasen por el frente podrán ver sus ventanas del frente abiertas como si alguien viviera allí.
No obstante, hay un mito urbano que señala que en su mirador se puede ver la figura ahorcada de una de las personas que allí vivieron.
En diálogo con La Nación, Adrián Dubinsky, miembro de la Junta de Estudios Históricos de San Cristóbal, contó que la vivienda se llama, además de El Mirador del Ahorcado, Casa Anda, por el apellido de quien pidió que la construyeran.
Adrián Dubinsky, relató que “La historia comienza en 1926 cuando la familia Roccatagliatta, conformada por Luiggi, del cuerpo de infantería del ejército italiano de Garibaldi; su esposa Glorietta y sus mellizos de 17 años, Emmanuel y Vittorio, se instalaron en el primer piso y dejaron la parte de abajo a un matrimonio de inmigrantes húngaros y a su bella hija, Celina Amparo, de 16 años”.
En este sentido, la historia trágica que envuelve la casona, habla de unos mellizos que se enamoraron de una misma señorita, hasta que uno de ellos fue más allá: un beso. Luego de esto, el otro mellizo, ciego de celos, decidió matar a su hermano, y luego se suicidó, ahorcándose en el palomar de la casona.
El padre, al presenciar la tragedia padeció un infarto y falleció, mientras que la madre enloqueció por completo y quedó sola habitando la casa por un tiempo.
Según cuenta el Dubinsky, “Esto ocurrió el 17 de mayo de 1927. Para agregarle un ingrediente truculento más a la escena, cuentan que, cuando se producen las muertes, una gran tormenta azotaba a la ciudad de Buenos Aires y que por eso hoy cuando hay tormenta se puede observar a lo alto la figura del ahorcado”.
Otra de las historias que ocurrieron en la casa, es que por un tiempo se convirtió en un inquilinato, allí vivió Solaris, el mítico personaje autoproclamado extraterrestre, quien habría inspirado a Eliseo Subiela para su film “Hombre mirando al sudeste”.