Alegría y tristeza en el barrio porteño de Boedo. En el mundo del futbol los hinchas del ciclón festejan el regreso de su club al barrio después de 40 años. Pero la otra cara de la moneda es la perdida de otro símbolo barrial, como lo es la confitería Trianon que hace algunos días atrás cerró, Esta se encontraba en la avenida que lleva el nombre del barrio a la altura 845. Donde cuenta una leyenda popular que en ese lugar se inventó el “auténtico sándwich de pavita al escabeche”. Un clásico que se convirtió en su especialidad.
El mito estaba en disputa ya que a solo 25 metros se encuentra otro bar que siempre le reclamó la autoría del sándwich de pavita. Este es uno de los Bares Notables del barrio, de Interés Cultural, el reconocido Café Margot.
¿A qué se debe esta disputa por la creación de esta delicia entre Margot y Trianon? El Trianon nació en el lugar que al día de hoy ocupa Margot, en Boedo y Pasaje San Ignacio. Donde se habían instalado varias sucursales gastronómicas. En el año 1940, don Gabino Torres y doña María inauguraron allí el Café Trianon. Siendo los primeros en publicitar el sándwich de pavita al escabeche en su carta. Las lenguas populares dicen que era el sándwich preferido del presidente Juan Domingo Perón, que llegó hasta hacer desviar a su comitiva para degustar de su preferido.
Luego de unas décadas esta confitería se decidió mudar a media cuadra, hacia el lugar que actualmente ocupaba.
En la esquina que dejaron se tiene previsto la apertura del Café Margot, y los hijos del antiguo proveedor de hielo del primer Trianon decretaron ofrecer también el sándwich de pavita al escabeche en su carta.
Este sándwich se sirve al plato, abierto, sobre un pan casero redondo con bastante miga. De un lado se encuentra la pasta de pavita desmenuzada, mezclada con zanahoria, cebolla y aceite, y del otro lado tomate, lechuga y mayonesa.
Sobre los últimos años, el local tenía aspecto de “detenido en el tiempo”. Andrés, un vecino del barrio expresa “Era auténtico, como su sándwich”. Hasta hace unos días que apareció cerrado “por reformas”. Luego con un cartel de “Se alquila”. “Me pregunto qué van a hacer ahora los viejos que se sentaban en las mesas de la puerta a jugar a las cartas”, afirmó Andrés.
En la Ciudad se producido varios cierres de lugares muy reconocidos por los vecinos. Como por ejemplo, Hermann en Palermo, frente al Jardín Botánico. En la esquina en donde funcionó este tradicional restaurante de comida alemana, hoy se construye una torre de viviendas.