jueves 21 noviembre, 2024
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Celebran el Día de la Pastelería en el edificio del Molino

En una histórica celebración que tuvo lugar este miércoles, el emblemático Edificio del Molino, situado en el barrio porteño de Balvanera, se convirtió en el epicentro de un homenaje sin precedentes a la pastelería artesanal argentina. Durante este evento, se rindió tributo a 100 pasteleros destacados de todo el país por su invaluable contribución a este noble arte culinario, así como por los sabores que han deleitado paladares y dejado una huella indeleble en la industria pastelera nacional.

El mítico Edificio del Molino, ubicado en la confluencia de las avenidas Callao y Rivadavia, un verdadero ícono del estilo Art Nouveau porteño y Monumento Histórico Nacional desde 1997, fue el lugar elegido para este emotivo encuentro. La iniciativa fue llevada a cabo por la Cámara de Confiterías de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc) y la Federación de Pasteleros, quienes se unieron para honrar a los maestros pasteleros que han dejado su impronta en la rica tradición pastelera argentina.

El reconocimiento a estos ilustres pasteleros se realizó en el marco del primer Día de la Pastelería Artesanal Argentina, una fecha que se celebró por vez primera en nuestro país. El evento reunió a figuras destacadas de la pastelería argentina, como Donato de Santis, Osvaldo Gross, Dolli Irigoyen, Pamela Villar y los integrantes de “Pampa”, el equipo Argentino de Pastelería. Además, se contó con la ilustre presencia de Felipe Malmoris, un pastelero y exdirigente sindical de 102 años, quien fue uno de los fundadores del Sindicato de Trabajadores Pasteleros en 1946.

En el transcurso del evento, Malmoris compartió sus experiencias en los primeros días del sindicato y reflexionó sobre la evolución de la pastelería a lo largo de los años. Mencionó cómo en aquel entonces todo se hacía desde cero, en contraste con la disponibilidad de productos ya elaborados que existe en la actualidad, lo que hacía que la pastelería fuera una tarea ardua y desafiante.

El emotivo encuentro culminó con una fotografía grupal que reunió a pasteleros de todas las generaciones, quienes se unieron en un gesto de fraternidad para conmemorar la rica tradición de la pastelería artesanal argentina. El evento también tuvo la grata sorpresa de la llegada de Antonio Sanchiz Cañadel, un trabajador del Molino de 96 años, quien recibió un caluroso aplauso y se convirtió en otro de los homenajeados de la velada.

Ricardo Angelucci, secretario técnico administrativo de la Confitería del Molino, expresó su gratitud por la elección del emblemático lugar como sede de esta nueva efemérides, destacando la importancia de preservar y transmitir la tradición pastelera a las generaciones venideras.

En este sentido, Angelucci señaló que el Molino no solo fue un ícono de la pastelería sino también una escuela de pasteleros, y que este evento permitió a las nuevas generaciones conocer y disfrutar de la rica historia de este establecimiento.

Por su parte, la Comisión Administradora del Edificio del Molino recibió un merecido reconocimiento por su labor en la restauración y puesta en valor de este Monumento Histórico Nacional.

El Edificio del Molino es un lugar de gran significado para la pastelería argentina, ya que fue el escenario donde nacieron postres legendarios como el Imperial Ruso y el postre Leguisamo. Este último, fue creado en homenaje al jockey uruguayo Irineo Leguisamo por pedido de Carlos Gardel a Cayetano Brenna, el dueño de la confitería.

Este majestuoso edificio de 7.600 metros cuadrados cuenta con cinco pisos, una azotea con torre-cúpula y tres subsuelos que en su época fueron fundamentales para la producción de pastelería y confitería, así como la molienda de harina.

Luis Hlebowicz, secretario general de la Federación de Trabajadores Pasteleros y Afines, subrayó la importancia de recuperar y restaurar este espacio, con la esperanza de que se convierta en la “confitería del mundo” y genere oportunidades de empleo en el ámbito de la pastelería y la cafetería.

El reconocido pastelero Osvaldo Gross destacó la riqueza de la pastelería argentina, influenciada por las raíces españolas e italianas, y enfatizó la permanencia de recetas tradicionales como las pastafrolas, los sándwiches, la torta rogel y las maicenitas.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, tras una visita al Edificio del Molino en octubre, resaltó el valor histórico, cultural y patrimonial del lugar. Además, recordó la sanción de la ley que permitió su recuperación y restauración, subrayando el compromiso con la preservación de este emblemático edificio, inaugurado el 9 de julio de 1916 en conmemoración del Centenario de la Independencia de Argentina.

La restauración del Edificio del Molino, que cerró sus puertas en 1997, representa un hito en la preservación del patrimonio nacional, y su reapertura en julio de este año marca un nuevo comienzo para este icónico espacio que ha sido testigo de la historia de la pastelería argentina.

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