Este viernes 8 de agosto desde las 10 horas, el Rosedal Micaela Bastidas de Puerto Madero será escenario de una iniciativa abierta a toda la comunidad que busca incentivar la participación ciudadana en la forestación y embellecimiento del paisaje urbano.
Con el objetivo de sumar vegetación y fortalecer el vínculo de la ciudadanía con los espacios verdes, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires llevará adelante una nueva entrega de esquejes de rosal en el Rosedal Micaela Bastidas, ubicado sobre Julieta Lanteri, entre Encarnación Ezcurra y Petrona Eyle. La actividad se realizará este viernes 8 de agosto desde las 10 de la mañana y está dirigida a vecinos y vecinas de la Comuna 1 y del resto del territorio porteño que quieran llevarse un pedacito de naturaleza a casa.
En este sentido, quienes se acerquen al lugar recibirán un esqueje de rosal para plantar, cuidar y cultivar en su hogar. La propuesta apunta a reforzar el compromiso ciudadano con el ambiente, mediante una acción simple que, sin embargo, aporta a la construcción colectiva de una Ciudad más verde, consciente y participativa.
La entrega de esquejes, organizada en un espacio emblemático como el Rosedal Micaela Bastidas, también representa una oportunidad para compartir saberes, conversar sobre prácticas de jardinería urbana y reconectarse con la naturaleza en plena zona sur del distrito. Además, se trata de una manera concreta de impulsar la forestación desde lo cotidiano y fortalecer el lazo afectivo entre los habitantes y sus barrios.
Esta actividad forma parte de una serie de políticas orientadas a mejorar el entorno urbano a través de la colaboración vecinal. En la misma línea, el gobierno porteño promueve desde hace años diferentes acciones de concientización ambiental, como talleres de compostaje, jornadas de plantación comunitaria o espacios de intercambio de semillas.
El gesto de llevarse un esqueje de rosal a casa se convierte en un símbolo de cuidado, conexión con el medio ambiente y apropiación responsable del espacio común. Además, propicia una experiencia personal y colectiva que invita a mirar la Ciudad desde una perspectiva más sustentable, donde cada pequeño acto cuenta.
El Rosedal Micaela Bastidas, que lleva el nombre de una figura clave en las luchas por la independencia de América Latina, se consolida así como un espacio de encuentro y participación, no solo desde su valor paisajístico, sino también como punto de partida para iniciativas con impacto ecológico y social.