La Confitería Las Violetas, ubicada en la esquina de Avenida Rivadavia y Medrano, en el barrio de Almagro, fue elegida como la ganadora del concurso a mejor Bar notable, en el marco del Programa BA Capital Gastronómica.
Con más de 3700 votos ocupó el primer lugar en el concurso, donde participaron 50 establecimientos. El segundo y tercer puesto fue para Café Roma de La Boca (3576 votos) y el emblemático Café Tortoni (2255 votos). Mas atrás, pero ocupando un lugar entre los 10 mejores se ubicaron Los 36 billares, El Gato Negro, London City, Florida Garden, Los Galgos, Esquina Homero Manzi y La Biela.
Las Violetas, flamante ganador del premio, inicio actividades allá por el año 1884, y hasta el día de hoy continua llenando sus mesas y recibe filas de visitantes durante toda la tarde, dispuestos a disfrutar de sus delicias y su bellísima arquitectura. Dentro de los manjares que los comensales buscan se encuentra la famosa bandeja María Cala, con masas finas, sándwiches, budines e infusiones. Por la noche, la carta mantiene su esencia porteña ofreciendo lomitos salteados, milanesas, risottos y más.
Esta mixtura exquisita entre manjares, vitrales franceses, columnas y una boiserie totalmente restaurada, es lo que atrae a turistas de todo el mundo que admiran la belleza centenaria de uno de los cafés más reconocidos de la Argentina.
Aun con todo esto, su historia no siempre fue exitosa. Hace alrededor de 20 años el local estuvo abandonado. En la quiebra y sin dinero para mantener el espacio tal cual era, la confitería cerró y estuvo a punto de ser comprada por una cadena de supermercados. Fue la insistencia de los vecinos y la iniciativa de un grupo de empresarios gastronómicos lo que la salvo del ocaso, y en el año 2001 volvió a brillar como antaño, con todo su esplendor y sabores.
Es por toda esta historia de encantos y decepciones, que los trabajadores de Las Violetas festejaron intensamente el premio, un reconocimiento de todos los vecinos, que seguramente alguna vez frecuentaron sus mesas, disfrutaron de sus platos y admiraron pacientemente su decoración.