En el Barrio Porteño de San Telmo, se emplaza un mercado renovado totalmente.
Este singular barrio se diferencia del resto de los barrios porteños por una característica muy particular: calles angostas, empedrado, que conviven con sus mercados históricos. Con una oferta gastronómica que gustan a todos, y son muy visitados por turistas locales y de todo el mundo.
Amando Fuentes, es quien está a cargo de un local de antigüedades desde hace 21 años, y comenta que está “convencido de que los anticuarios necesitamos a los gastronómicos y viceversa. Si nosotros nos vamos, el mercado se convierte en un patio gastronómico. Y el magnetismo del lugar es esta mezcla de verdulerías y carnicerías con antigüedades y algo para comer“. Y agrega que “Hay que saber adaptarse y no enojarse. Transitamos una etapa en la que estamos aprendiendo a conectarnos mejor con la gente, con los turistas, a explicar mejor. Soy de los que piensan que no podemos quedar anclados en el tiempo”.
Por otra parte, desde la administración del Mercado de San Telmo confirmaron, en dialogo con Clarín, que ya no se pueden agregar más locales gastronómicos, y manifestaron que “Sentimos que el mercado atraviesa un momento de renovación y genera una atracción enorme. Les gusta tanto a los turistas como a los argentinos. Creemos que el barrio lo aprecia y necesitábamos este cambio. El mercado tiene unas particularidades constructivas que necesitan un mantenimiento exhaustivo“.
El Mercado de San Telmo, durante los últimos años, le abrió las puertas a un modelo exitoso en otras partes del mundo, y que parece estar funcionando también en Buenos Aires. Se trata de aquellos clásicos mercados de abasto, alguno de los cuales nacieron allá por los finales del 1800 y principios del 1900, hoy se reconvierten en sitios en donde se pueden probar sabores autóctonos y no tantos, y pagar precios accesibles. Así renovados, se transforman en un imán para turistas y locales.
Muchas voces se escucharon sobre la modernización de la zona, y las que están a favor consideran que ciertos espacios representaban un peligro para el turista, ya que había sectores muy deteriorados.
Por otra parte, los modernistas entienden que los mercado de la zona en su mayoría atraviesan un momento de renovación que no implica la ruptura con lo esencialmente característico del barrio, sino que pueden convivir armoniosamente ambos estilos, es más, hasta pueden retroalimentarse mutuamente.
