La Parroquia Santa Margarita María de Alacoque, ubicada en la calle Pico 4950, del barrio de Saavedra (perteneciente a la comuna 12) fue declarada Patrimonio Porteño.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires declara a la parroquia, cuyos orígenes se remontan a la década de 1930, Patrimonio Porteño haciendo hincapié en su valor urbanístico y patrimonial.
Por tal motivo, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad, menciona a la Parroquia Santa Margarita María de Alacoque de “carácter preventivo al Catálogo de Inmuebles Patrimoniales Singulares con Nivel de Protección Cautelar”.
Pero no es el único sitio protegido, también forman parte el inmueble de la calle Charlone 474, Charlone 486, Córdoba 6323 correspondiente a la Comuna 15; Superí 2763, Superí 2761 de la Comuna 12; Cuenca 2755, Mariscal Francisco Solano López 3860 de la Comuna 11.
Según la resolución “Los inmuebles ut supra referidos poseen valores urbanísticos por tratarse de un conjunto de piezas de diferentes tipologías que contribuyen a definir el carácter de los barrios de Chacarita, Villa del Parque, Villa Devoto, Coghlan y Saavedra. Los mismos son representativos de la identidad de cada zona en las que predomina el uso residencial de escala media y baja. Que los casos de la Parroquia Santa Margarita María de Alacoque y del Banco Provincia de Buenos Aires sito en Cuenca 2751, particularmente se constituyen en hitos de alto valor referencial para su entorno, no sólo por su impronta arquitectónica y relación de jerarquía en el tejido urbano, sino por su valor simbólico referido a lo institucional”.
Además agrega que “La Parroquia Santa Margarita María de Alacoque es una obra del arquitecto Carlos Massa, autor que ha tenido una extensa actividad profesional en la construcción de Iglesias católicas en diversos barrios. Este caso es otro ejemplo de las iglesias de corte neorrománico empleado por el arquitecto principalmente en barrios más periféricos. La estética austera, dada por el uso del ladrillo a la vista y paños murarios lisos blancos, sumado a una composición de planta basilical -muchas veces sin naves laterales- en la que predomina el campanario como forma volumétrica que se eleva en el conjunto, convierten a estas obras en signos característicos y distintivos en entornos sencillos y sin pretensiones estilísticas heredadas del eclecticismo académico”.