Los vecinos del barrio de Villa Ortúzar, realizarán este domingo un festival, en defensa de la Plaza Malaver.
La plaza, ubicada entre las calles Girardot, Heredia, Montenegro y Estomba, de desaparecer, ya que en ese lugar, está planeada la construcción de un edificio de ocho pisos.
En este sentido, podría ser perfectamente viable la construcción de un edificio de ocho pisos, en ese lugar, ya que se cuenta con la sanción del nuevo código urbanístico.
Por esto es que los vecinos de Villa Ortúzar decidieron llevar adelante un festival en defensa de la plaza Malaver, este domingo 24 de octubre, en ese mismo predio, ubicado entre las calles Girardot, Heredia, Montenegro y Estomba.
El festival se realizará el domingo 24 de octubre, entre las 15 a las 19 horas en la plaza y contará con la actuación de bandas musicales en vivo, una feria y talleres de arte y de lectura.
Ignacio Iraola, vecino del barrio, en diálogo con la agencia de noticias Télam, señaló que “El festival del domingo no es un festejo, sino una manera de dar a conocer esta problemática. No estamos en contra del progreso, sino que se construya un edificio de ocho pisos dentro de una plaza que tuvo un rol muy importante en la pandemia”.
Por su parte, Paula, también vecina de la zona, explicó que “Los vecinos estamos rogando que no se haga el edificio, no tenemos una respuesta del Gobierno de la Ciudad y el anuncio de la venta sigue, pero entendemos que hasta ahora no tienen un permiso de obra”.
A su vez, según consigna Télam, sobre el cruce de las calles Heredia y Girardot hay cuatro casas, una de las cuales fue vendida y su nuevo propietario, tiene pensado construir un edificio de departamentos de unos 24 metros de altura. Esta información está publicada en la web de la empresa constructora como un sitio “con vista a la plaza” y con “un local gastronómico en la planta baja para compartir”.
La particularidad que tiene la plaza Malaver, es que es un espacio verde público, que tiene en dos de sus cuatro esquinas un conjunto de viviendas que están en pie desde hace décadas y que pertenecen, en algunos casos, a dueños particulares y, en otros, al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
