“Todas nuestras maldiciones se cumplieron” es la primera novela de la escritora Tamara Tenenbaum.
La autora del ensayo “El fin del amor. Querer y coger en el siglo XXI”, ahora presenta su primera novela, que cuenta las vivencias de una crica que creció en una comunidad judía ortodoxa, y que se ve envuelta en lo ocurrido en el atentado terrorista a la AMIA, el más grande ocurrido en el país, que tuvo lugar el 18 de julio de 1994, donde murió su padre.
Tamara es periodista, docente, licenciada en Filosofía y autora del libro de cuentos “Nadie vive tan cerca de nadie”. En esta oportunidad la escritora retoma en esta novela, temas explorados anteriormente en sus textos, como su crianza en una endogámica comunidad religiosa ortodoxa, así como la consecuencia de los mandatos, o el cargar con algo del pasado.
En diálogo con la agencia Télam, Tamara cuenta: “Pensé que hablaban de naufragios. Pero seguí escuchando y entendí que hablaba del mal, no del mar: es el mal lo que no se le desea a nadie. Por eso las maldiciones en idish siempre vienen mezcladas en una cosa linda, decía mi tía: ‘que entre la bendición de Dios en su paquetito de desgracias'”, dice la voz narradora en el primer capítulo bautizado “El mar no se le desea a nadie”.
Y agrega que “Hay una paradoja en lo que uno desea, así como en lo contrario, lo que no se desea. Hay una maldición que dice ‘ojalá se cumplan todos tus deseos’. Esa tensión recorre todo el libro que empieza con una tragedia, la muerte del padre. Es algo con lo que convivo, esa pregunta. Algo que yo jamás debería desear es lo que me salvó. Es duro. Es curioso agradecer cosas terribles que te pasaron, o por lo menos aceptarlas, vivir con eso, y no desear que no hubieran pasado“.
Además, remarca que hace tiempo que quería escribir una novela “con la historia de mi papá, pero a la vez sentía que no había mucho que decir de mi parte: murió cuando yo era muy chica, no tengo recuerdos de él, no me involucro con la causa, siempre digo que soy una pésima víctima”.
Por otra parte, cuenta que en algún momento se preguntó: ¿Qué tengo para decir sobre eso? ¿Qué quiero hacer con esa historia?”
“Y me di cuenta que lo que quería poner en primer plano no era la historia sino la literatura. Y ahí empecé a entender todo un poco más y a desarmar un universo” recordó Tamara Tenembaum.
