El proyecto de “Robots Sociales” permite que mejore el comportamiento de los niños con autismo.
Hoy en día, la inteligencia artificial, convive con nosotros, mediante diversos dispositivos como: teléfonos celulares, asistentes digitales controlados por voz, aspiradoras inteligentes llamadas “Roomba” que pueden aspirar la alfombra de un hogar sin necesidad que la guíe una persona.
Por otro lado tenemos ahora un tipo muy particular de robots, fabricados en la Universidad de Yale, que otorgan a los niños que padecen el síndrome de autismo, una mejora en sus habilidades sociales. Algo muy similar al trabajo que realizan los terapeutas.
Estos robots tienen la enorme particularidad de poder enseñar y expresar emociones.
La Universidad de San Andrés, el MIT Club, y Yale Club organizaron una Conferencia, donde estuvieron presentes Brian Scassellati y el investigador argentino de la NASA, Miguel San Martín. Ambos presentaron el proyecto “Expansión de las fronteras de la Robótica y la automatización”.
El Científico de Yale que vino a Argentina, Scassellati, dijo: “Soy un científico en computación y construyo robots. Están diseñados para decirnos algo sobre la forma en que los humanos y las máquinas pueden interactuar entre sí y, a veces eso significa aprender sobre los humanos. Otras veces, significa que estamos construyendo tecnología para poder servir a algún propósito valioso”.
“Gran parte del trabajo que hice recientemente se centró en construir herramientas de enseñanza para niños. Pueden capacitar sobre matemáticas a chicos de 10 o sobre nutrición a nenes de cinco o asistir a niños sordos de seis meses con el lenguaje de señas” agregó.
Scassellati es reconocido por el trabajo realizado a favor de los niños con autismo. “Nosotros construimos robots que entran a las casas y que trabajan con un niño y con sus padres todos los días. Hacen el mismo tipo de ejercicios y juegos que un terapeuta haría si la gente pudiera pagar un especialista así para que se siente todos los días con los chicos y sus papás”, señaló.
Estos robots tienen la particularidad de poder expresar sus emociones. Al momento de estar enseñando a los niños las emociones y sentimientos, el robot adaptará su comportamiento. “Así me veo cuando estoy triste” y se verá triste. Y se le dirá al niño que haga lo mismo.
“Tenemos robots diferentes, algunos más humanos y otros más robots que lucen más como máquinas que como gente” cuenta el científico de Yale.
“Estamos estudiando principios de los animadores para hacer que nuestros robots se muevan de una manera que la gente entenderá exactamente qué es lo que significa” manifestó.
