Lo que fue una iglesia de estilo neoclásico, ubicada en el barrio porteño de Retiro, cambiará de destino.
Esto se debe a que en el año 2017 se vendió el predio, donde funcionaba una iglesia con un estilo arquitectónico particular.
El predio, ubicado en pasaje Sargento Cabral 847, era una antigua iglesia protestante de estilo neoclásico, con ladrillos a la vista, que se encuentra a metros de la Plaza San Martín. Sus arquitectos conformaban el estudio Calvo, Jacobs y Giménez, uno de los primeros que en la década del 20
En el 2019 se gestiono la protección de la construcción, por ser patrimonio histórico de la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, la iglesia, que había sido inaugurada en 1930, fue vendida a una firma privada en el 2017 y aún su destino no se sabe.
Los vecinos aseguran que hasta hace poco veían mujeres ancianas entrar y salir del templo donde aún se oficiaban misas en inglés con un antiguo órgano. Ahora se ven obreros trabajando en el interior, sin un cartel de obra que explique su destino.
En dialogo con el diario La Nación, Juan Antonio Lázara, especialista en patrimonio religioso, dijo que “su valor radica en su estilo neoclásico georgiano muy de moda en Estados Unidos a partir de la Exposición Internacional del Centenario de 1876”.
Y agregó que “El cambio de la inscripción denota una clara frivolización de lo sagrado, a tono con lo que sucede en Estados Unidos e Italia donde templos de 400 e incluso 500 años de antigüedad se transforman en salones de fiestas”.
“Hacia 1910 y 1920 había mucha competencia por la clientela de inmigrantes y la iglesia del Cristo Científico surge en este contexto. En la Ciudad de Buenos Aires la primera de ellas funcionó en la Casa Suiza, hoy demolida, y la tercera se encuentra en el barrio de Constitución, L. S. Peña 1626 y hasta hace algún tiempo algo activa. Las llaman primera, segunda o tercera, etc. según los locales que les donan y donde luego fundan templos”, agrega Lázara.
En este sentido, según fuentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la obra está registrada en la Dirección General de Registro de Obras y Catastro. “Lo que se está ejecutando es lo que inspeccionó la agencia y lo que está en los planos. No se pidió habilitación aún, ni para salón de fiestas, ni de eventos”, precisaron dichas fuentes.
Por su parte, Enrique Cánepa, vecino del barrio, señaló que el predio “Lo compró una empresa de turismo, pero con la pandemia las obras estuvieron paradas. Esperamos que no nos pongan un salón de baile. Le cambiaron el nombre por Mansión Fun Time y eso nos hace sospechar”.
